miércoles, 13 de marzo de 2013

Diario de una Sumisa


"El sadomasoquismo fomenta la buena comunicación en la pareja"

Una periodista británica revela en 'Diario de una sumisa' su experiencia en la práctica de dominación y sumisión

Libros | 13/03/2013 - 00:31h | Actualizada a las 09:35h
Sophie Morgan, seudónimo de una periodista británica de 33 años. Grijalbo
Raquel Quelart
Raquel Quelart | Sigue a este autor en Twitter Google +
El best seller de la escritora E.L James no solo ha sacado del armario la novela erótica sino también la práctica de la dominación y sumisión (D/s), que implica el dominio sexual de un ser sobre otro. Una periodista británica, que prefiere esconderse tras el seudónimo de Sophie Morgan, ha querido despejar las sombras y los tópicos que envuelven el mundo D/s –como la habitación del dolor de Christian Grey, el idolatrado protagonista deCincuenta Sombras-. Y lo ha hecho con la publicación de su primera novela, Diario de una sumisa (Grijalbo), basada en sus propias vivencias sadomasoquistas. El libro de momento está arrasando en Reino Unido, sus derechos de traducción se han vendido a quince países y ya cuenta con segunda parte. Todo un caramelo para los amantes de la novela erótica.
- ¿En qué se basa una relación D/s?
- Simplemente consiste en que una de las partes de la pareja asume el poder de la otra para darse placer mutuo. Esto puede suponer ser atado, humillado, sentir dolor o solo placer, lo cual se decide entre los dos miembros de la pareja. Pero, bajo mi experiencia, esta práctica puede ser divertida, erótica y también muy íntima.
- Según su punto de vista, ¿qué otros aspectos positivos tiene?
-También fomenta la buena comunicación en la pareja porque no solo discutes honestamente sobre cuáles son tus fantasías y cómo llevarlas a cabo, sino también tus límites y las cosas que no estás dispuesto a hacer.
- ¿Cuál es la línea que separa el sadomasoquismo y el maltrato?
- Pienso que la diferencia radica en el consentimiento y la comunicación. El sumiso mantiene su poder respecto a todos los aspectos de la relación. Yo siempre puedo decidir parar, pero mi dominante me conoce bien, sabe qué puedo aceptar y me empuja hacia allí y no más allá. Y las cosas son lo más seguras posibles.
- ¿Qué es lo que la atrajo de las relaciones de D/s?
- Porque me gusta que me sorprendan y la satisfacción de encontrar un desafío. Soy muy competitiva. Pero también me proporciona placer satisfacer a mi dominante –forma parte de mi personalidad ya que soy atenta y me gusta hacer feliz a la gente, no solo en el terreno sexual-.
- ¿Cómo es posible sentir dolor y placer al mismo tiempo?
- Siempre depende del contexto –cuando no se trata de una situación erótica, ¡el dolor hiere mucho!-. Sin embargo, dentro de la D/s la endorfina que se segrega traza la línea entre el placer y el dolor, como pasa con la adrenalina. Entiendo que esto no funcione para todo el mundo, pero sí para mí.
- ¿El sadomasoquismo es un estilo de vida?
- Para alguna gente lo es, pero yo no puedo decir que sea mi estilo de vida. Es una parte de mi personalidad, una de las cosas que me hacen ser yo misma. Pero no es lo más importante. Solo es una cara mía –como tener una hija, una hermana, una amiga, un amante, alguien a quien le gustan los perros, ser un periodista o que te divierta cocinar-. Es parte de mi personalidad.

- ¿Por qué ha decidido compartir su experiencia escribiendo un libro?
- Cuando empecé a experimentar con la D/s no leí nada en que me sintiera identificada –alguien a quien le divierten esas cosas, pero que va a trabajar, ve a sus amigos y limpia su piso-. Me gustó la idea de escribir algo sobre gente a la que le divierte la D/s sin contratos sexuales ni habitaciones rojas y esas cosas. La gente normal puede divertirse con la D/s – ¡Es probablemente el mensaje que se puede extraer de mi libro!-.
- ¿Qué parte de su historia es real y cuál es fruto de su imaginación? 
- No pienso que la vida de la gente pueda caber en el molde de un libro sin algo que sea diferente de lo que ocurrió en realidad. He cambiado de lugar a la gente y a las cosas que he escrito, pero todo lo he sentido o experimentado. Lo he hecho.
- ¿El éxito de libros donde el sadomasoquismo tiene un papel importante, como Cincuenta Sombras, le ha animado a escribir el suyo?
- No, pero es cierto que el éxito de esta trilogía ha hecho que los editores estén más interesados en la temática. ¡Estoy muy agradecida!
- ¿Le gustó el libro de E.L James? ¿Los escenarios de D/s que describe la novela le parecen plausibles?
- No, no me lo parecieron y no me gusta demasiado Christian Grey -a veces sentía que la línea entre D/s y abuso era borrosa, lo cual es decepcionante-. Pero a millones de personas le han divertido los libros y han hecho a las mujeres hablar de manera honesta sobre sus fantasías sexuales, que es algo brillante.
- ¿Cómo se convirtió usted en una sumisa?
- Recuerdo que desde que era joven me sentía fascinada por la gente atada – no era un sentimiento sexual, pero me despertaba mucho interés-. Cuando me hice más mayor empecé a darme cuenta de que podía ser también un elemento sexual – empecé a experimentar con uno de mis primeros novios y esto me introdujo en la D/s-.
- ¿Cómo ha sido capaz de compatibilizar su vida sumisa con la familia y el trabajo?
- No es difícil que te diviertan estas cosas en la cama y, a pesar de ello, ser insumiso en el trabajo o con tu familia o amigos. Todavía no tengo hijos pero me gustaría. Cuando esto ocurra, las cosas cambiarán –¡probablemente porque estaremos cansados durante años! La D/s es solo una parte del rompecabezas y del amor y de la vida en común con mi pareja.

- ¿La gente que practica la D/s también se divierte con el llamado “sexo vainilla”?
- Absolutamente. Si comes helado de chocolate cada día, después de un tiempo estarás aburrido, a pesar de lo delicioso que es. El truco es probar muchas cosas diferentes y elegir el sabor que te apetece cada día.
- “Las habitaciones del dolor” son habituales en el mundo de D/s?
- La verdad es que no. Nosotros vivimos en una casa bastante pequeña – si fuéramos ricos, tendríamos una oficina o una habitación con una gran pantalla de televisión, no una habitación del dolor-. ¿Cómo se lo explicaría a la familia cuando viniera a visitarnos?
- ¿Piensa que hay algún estigma hacia las mujeres que practican el sadomasoquismo? 
- A veces pienso que existe. La gente asume que no eres inteligente o que eres pasiva y quieres que alguien te haga de guía. Pero este no es el caso. A menudo a las mujeres que les divierte la D/s lo hacen para liberar el estrés de su día a día.
- ¿Se considera una feminista?
- Sí, estoy segura que soy una feminista. Quiero que me paguen lo mismo que a un hombre, tomar mis propias decisiones, sentirme segura andando por la calle desde el trabajo cuando es de noche, que me permitan tomar anticonceptivos y practicar el tipo de sexo que quiero.
- Pero algunas feministas consideran que las relaciones de dominación/sumisión son denigrantes para la mujer…
- Cada uno es libre de expresar sus opiniones. Pero esas feministas dicen lo que las mujeres pueden y no pueden hacer al igual que aquel patrón de hombre que suele decir lo que la mujer puede o no puede hacer. Esta es mi elección. No daña a nadie más. ¿Quién debe decirme que no puedo hacerlo?
- ¿Piensa que libros como el suyo o el de E.L James cambiarán la percepción que la gente tiene sobre el sadomasoquismo? 
- Eso espero, que la gente se dé cuenta de que es algo divertido –no tiene que ser serio o doloroso o intenso –aunque a veces también es divertido-. Puede ser lo que quieras que sea dentro de tu vida sexual y de tu vida.


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jueves, 7 de marzo de 2013

Reflejos en el ojo de un hombre. Nancy Huston


Reflejos en el ojo de un hombre. Nancy Huston

Novelista, dramaturga, ensayista, música, guionista y actriz ocasional, la canadienseNancy Huston (Calgary, 1953) ha sido desde los años setenta una activista feminista muy comprometida. Residente en Francia desde los años sesenta y casada desde 1981 con el intelectual francés de origen búlgaro Tvetan Todorov, Nancy Huston ha compaginado sus novelas con ensayos y artículos de prensa sobre la condición femenina y los derechos de las mujeres.
El año pasado publicó en Francia Reflejos en el ojo de un hombre, y ardió Troya. El libro, que publica ahora en España la editorial Galaxia Gutenberg cayó como una bomba en el feminismo institucional, porque Huston pone en cuestión las teorías de género que sostienen que el comportamiento femenino y masculino es el resultado de la educación y la sociedad.
Donde Simone de Beauvoir dijo que “no se nace mujer”, Nancy Huston replica que el sexo determina una serie de actitudes que es inútil negar. “Las feministas siempre han considerado que las mujeres son ‘obligadas’ por el hombre a ponerse guapas, y eso les parece mal. Pero la coquetería y la seducción son universales. Actúan como motor de la reproducción, y el 80% de las mujeres que nacen tienen hijos. No sirve de nada negarlo. La igualdad está muy bien, pero para conseguirla es necesario saber que hombres y mujeres parten de lugares distintos, y que mientras nosotros negamos esas diferencias, el capitalismo las exacerba con toda tranquilidad”.
El feminismo más puritano nunca ha sabido que hacer con la coquetería”
Aunque maneja materiales literarios —Anaïs Nin, Nelly Arcan, Fatima Mernissi, Marylin Monroe— e incluso autobiográficos, el libro de Huston parte de una mirada darwiniana a la relación entre hombre y mujer. “El argumento surge de la primatología, sí, porque no podemos comprender el mundo sin entender que somos también mamíferos llamados por la naturaleza a reproducirnos y a mejorar la especie. Pero también hay una visión histórica, social, psicológica”, explica Huston, que recuerda que la idea del ensayo salió de una de las historias que narraba en su última novela, Infrarrojo, publicada en 2010. Como la mayor parte de su obra, está escrita originalmente en francés, aunque ella misma la ha traducido al inglés, algo que hace habitualmente.
“Era la historia de una fotógrafa erotómana del siglo XIX que retrataba el cuerpo de los hombres a los que amó. Le fascinaba el placer, el orgasmo, pero solo eso. Cosificaba a los hombres. Y me di cuenta de que nunca había habido una artista femenina que retratase el cuerpo masculino, cuando lo contrario es algo tan frecuente. La razón, en mi opinión, es que el cuerpo de la mujer existe antes que nada para ser fecundado, tiene ese carácter sagrado. Mientras el hombre no tiene nada de sacro: solamente necesita ir esparciendo su semen por ahí. Esa diferencia lo condiciona todo, es universal, y por eso sucede en todas las sociedades”.
“La mujer es el origen del mundo, y el hombre siempre ha tendido a reglamentar su derecho de posesión sobre la mujer”, continúa Huston. “Pero con la llegada de la fotografía y el cine la relación cambió de una forma espectacular. Las mujeres comenzaron a querer ser como las actrices de las películas y las modelos, a querer tener ropa bonita y a estar guapas, y el capitalismo aprovechó para desarrollar varias industrias millonarias: la de la belleza y la moda, la de las dietas, los fármacos y la cirugía estética, y, sobre todo, las de la pornografía y la prostitución. Todo eso ha aumentado la vulnerabilidad del hombre ante la visión de una mujer bella, creando millones de adictos al sexo, y ha llevado a las mujeres a querer ser cada vez más guapas durante más tiempo, o a intentarlo al menos, maquillándose, operándose, rehaciéndose hasta el infinito”.
“La igualdad está muy bien pero ambos sexos parten de sitios distintos”
La prosa informal y moderna de Huston no se detiene en eufemismos. De la misma manera, afirma que “las feministas biempensantes que niegan la naturaleza humana cometen una estafa intelectual. La diferencia fundamental entre los sexos es la maternidad y la testosterona. Los hombres son infieles por naturaleza, las mujeres lo son menos porque seleccionan mucho los genes que necesitan para procrear. Para atenuar esa diferencia todo lo posible, hace falta más igualdad. ¿Pero qué hacemos con los chicos entonces? Si se ocuparan más de los hijos y de la casa, sin duda habría menos prostitución. Si cuidaran a sus hijas, no se irían a follar con las hijas de los demás”.
La autora propone una solución imaginativa. “Si la prostitución es un servicio esencial para la sociedad, debería haber un servicio nacional para las prostitutas. Deberían de jurar bandera, deberían de ser educadas y protegidas, y cuando las maten deberíamos hacerles funerales de Estado. Ahora son esclavas, y el 80% de las que trabajan en Francia son extranjeras y no tienen derechos”.
El feminismo “más puritano, ese que piensa que la sexualidad y la belleza son malas, nunca ha sabido qué hacer con la coquetería”, concluye. “Pero esa tendencia, lejos de disminuir, cada vez va a más. ¿Es acaso un complot de los hombres? ¿Quizá las mujeres somos tontas? La libertad de las mujeres pasa por desnudarse cada vez más, por reconstruirse y retocarse”.
“La normalidad llega cuando acaba la fertilidad y baja la testosterona”
Por todo esto, Nancy Huston cree que el feminismo clásico se ha equivocado en la elección del enemigo, del responsable de esta situación. “Echarle la culpa al hombre de eso es como culpar al toro de haber cogido al torero. Antes la excitación era privada, ahora es un gran negocio. El placer de los hombres está cada vez más sometido a la pornografía y a la belleza estéril, infecunda. Están obligados a mirar cuerpos todo el tiempo. Les venden viagra para rendir mejor. La mujer se ha ido haciendo cada vez más sujeto y más objeto. Cada vez más libre, cada vez más guapa e inalcanzable. Y cada vez más dura”.
La ensayista termina con el reconocimiento de que todas estas reflexiones a las que llega en Reflejos en el ojo de un hombre le fueron ajenas durante muchos años. “Yo odiaba a los hombres cuando era una adolescente. También detestaba la superficialidad, las compras y los escaparates. Ahora no veo al hombre como un opresor. Creo que la normalidad llega cuando se acaba la fertilidad y baja la testosterona. Ahí empezamos a ser iguales”.

Lo que les Molesta a las Mujeres


“Perdona, no sabía que te iba a molestar”. Quizá esta sea una de las frases más repetidas en el contexto de la vida de pareja, la excusa definitiva para justificar nuestro inadecuado comportamiento. En muchas ocasiones, se trata de un mero subterfugio porque sabemos muy bien lo que hemos hecho y las consecuencias que podría tener. Pero en otras tantas, efectivamente, no sabemos las implicaciones de lo que hemos hecho. Son todos esos actos inconscientes los que suelen sacar de quicio a nuestra pareja, y los que más le molestan en cuanto que automáticamente ponemos cara de póker cuando se nos llama la atención.
Diferentes encuestas han intentado adivinar cuáles son las actitudes, tanto masculinas como femeninas, que más molestan al otro sexo. Nos centraremos ahora en lo que más importuna a las mujeres. En primer lugar, gracias a una encuesta realizada entre más de dos mil británicas, que sintetizó en cinco puntos las quejas más habituales, pero también nos referiremos a otras investigaciones semejantes. Y las luchas suelen producirse en tres campos de batalla aledaños: el control, la comprensión mutua y la negociación de límites en la relación de pareja.
  • Que no escuchen adecuadamente. Un tercio de las participantes en la encuesta señalaban que este era el comportamiento más enervante de su pareja, algo nada sorprendente dados los estereotipos que suelen circular sobre hombres y mujeres. La psicología señala que la mayor facilidad de las mujeres frente a los hombres para realizar varias tareas a la vez explica este punto. Un lugar común que, sin embargo, fue refrendado en 2010 por un grupo de investigadores de la Universidad de Hertfordshire. Debido a que los hombres han de estar concentrados en lo que están haciendo, es más difícil reclamar su atención cuando están sumergidos en otra actividad.
  • No bajar la taza del retrete. Trivial pero cierto, esta era la segunda queja más frecuente entre las féminas consultadas. Quizá no sea más que la manifestación más clara de la disputa por la higiene y el orden en el hogar que toda pareja que convive bajo el mismo techo ha de afrontar.
  • No limpiar los pelos después del afeitado, ni las uñas después de cortarlas. Una queja bastante similar a la del punto anterior, y que vuelve a tener relación con las costumbres cotidianas. Se trata, además, de un punto conflictivo en cuanto que señalar a la pareja que su higiene podría mejorarse implica, indirectamente, adoptar el comportamiento de una madre, aquella que en primera instancia nos enseña las reglas de urbanidad. Lo cual resulta tan incómodo para la mujer como humillante para el hombre.
  • Los amigos odiosos. Si bajar la taza del retrete o esforzarse por escuchar puede solucionarse con un poco de práctica y predisposición positiva, mucho más conflictivo resulta este punto, innegociable para la mayor parte de parejas. Lamentablemente, comenzar una relación implica que no sólo has de relacionarte con la persona a la que amas, sino que también se ha de convivir con familia, amigos y otros animales de compañía. Que, en muchos casos, puede que no queramos tanto como a nuestra pareja, lo que puede tener consecuencias devastadoras en el largo plazo. Además, que el hombre prefiera una noche con sus amigos a una velada romántica no suele ser buen síntoma.
  • Quedarse con el mando de la televisión. Otro grano de arena más en la montaña de los problemas de la convivencia diaria, aparentemente superficial, pero más significativo de lo que parece. Es, en el fondo, una manera de negociar en qué invertimos nuestro tiempo libre. Y no sólo eso, sino también quién tiene el control de la relación.
  • Que las ignoren. El psicólogo Steven Stosny expone en Psychology Todaylos resultados de la pequeña encuesta que realizó entre sus pacientes para averiguar cuáles eran sus quejas más habituales, y se topó con que esta era la más frecuente, junto a las actitudes de control y orden. En la misma categoría se encontraban irritantes comportamientos como “responder con pocas palabras”, “decir que está sacando las cosas de quicio”, o “mostrarse frío”.
  • Que las llamen “nena”. Un estudio inglés encargado por una empresa de servicios de internet puso de manifiesto que las consultadas detestaban que los hombres se refiriesen a ellas con el término de “nena” (baby). Tampoco eran aceptadas otras denominaciones como “bebé” (baby girl), “bollito” (muffin) o expresiones intraducibles como snookums. Sin embargo, se mostraban bastante receptivas a adjetivos como “guapa”, “amor” o “bonita”. La vieja escuela siempre funciona.
  • Que las valoren antes por su cuerpo que por su cabeza. En todas partes cuecen habas, incluso en el lejano oriente. Una pequeña encuesta realizada por el investigador nepalí Vinaya Ghimire entre 100 personas señaló que la queja más habitual entre las mujeres era darle más importancia a lo físico que a lo mental, algo a lo que sucedían el “chauvinismo de los hombres” (es decir, que se consideren superiores), su fingimiento y su comportamiento abiertamente machista.
  • Pensar con la “otra” cabeza. Otra escritora, en este caso, la californianaJanell Coberly, realizó una encuesta entre sus allegadas para saber qué odiaban de sus parejas. Y, además de dejar subida la tapa del retrete (¡otra vez!) se encontró con que esta era una queja muy repetida. La “otra cabeza” es, efectivamente, lo que muchos estarán pensando: en definitiva, guiarse antes por sus apetencias sexuales que por su racionalidad, y tomar malas decisiones, como es el caso de una infidelidad.
  • ¡Las barbas! Otro estudio (hay estudios para todo) puso de manifiesto que, definitivamente, a las mujeres no les gustan las barbas. Nada menos que losOxford Journals se preocuparon de tan vital tema. Pues bien, las encuestadas encontraron al mismo hombre mucho más atractivo cuando aparecía rasurado en una fotografía que cuando conservaba su vello facial, ya que ello les hacía parecer mucho mayores y de un menor estatus social. Así que, hipsters, andad con ojo.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Por qué el sexo es mejor para el dolor de cabeza que los analgésicos

Por qué el sexo es mejor para el dolor de cabeza que los analgésicos

Día 06/03/2013 - 10.42h

La actividad sexual puede conducir a un alivio «parcial o completo» de las molestias producidas por algunos tipos de migrañas, según neurólogos de la Universidad de Munster

El dolor de cabeza ya no es una excusa para evitar el sexo. Un equipo de neurólogos de la Universidad de Munster, en Alemania, han descubierto que la actividad sexual puede conducir a un alivio «parcial o completo» de las molestias producidas por algunos tipos de migrañas. Por tanto, hacer el amor puede ser más efectivo que tomar analgésicos, tal y como sugiere la investigación
El estudio, publicado en «Cephalalgia», la revista de la Sociedad Internacional de Cefalea, encontró que más de la mitad de los pacientes con migraña que tuvieron sexo durante uno de los episodios experimentaron una mejora en los síntomas.
Uno de cada cinco pacientes reportó una completa ausencia de dolor tras mantener relaciones sexuales, mientras que otros, en particular los hombres, «incluso utilizaron el sexo como una herramientas terapéutica», señalaron los investigadores.
La explicación, según los autores, reside en que la práctica sexual desencadena la liberación de endorfinas, los analgésicos naturales del cuerpo humano, a través del sistema nervioso central, lo que puede reducir o incluso eliminar el dolor de cabeza.
En el estudio, titulado «El impacto de la actividad sexual en las jaquecas: Un estudio observacional», el equipo de neurólogos investigó si el sexo puede desencadenar dolores de cabeza. También querían establecer si había alguna sustancia que pudiera realmente aliviar los síntomas de las migrañas y la cefalea en racimos (la que tiende a repetirse en el mismo lado de la cabeza).
Para ello, enviaron un cuestionario anónimo a 800 pacientes con migrañas y 200 con cefalea en racimos, en el que les preguntaban sobre su experiencia con el sexo durante los ataques y su impacto en la intensidad del dolor. Más de un tercio de los pacientes con migrañas habían practicado sexo durante uno de los episodios de migraña, y casi dos de cada tres reportaron una «mejora de sus ataques», mientras que un tercio se sintió peor.
En aquellos con cefaleas en racimo, casi un tercio practicaron sexo durante uno de los episodios. El 37% sintió una mejoría en los síntomas ( el 91% de ellos aseguraron que fue de moderada a completa), pero la mitad sufrió un empeoramiento de los síntomas.

Les Matins de France Culture - Nancy Huston

martes, 5 de marzo de 2013

Como tratar a cada Mujer

Las 50 cosas que no debes hacer:

  • 1- Saltarte los prolegómenos: ir directo al grano puede incomodar.
  • 2- Besarla con brusquedad y sin sensibilidad: la pasión está bien, pero con calma.
  • 3- Ser demasiado bruto al tocar las zonas erógenas: el clítoris es mucho más complejo que el pene.
  • 4- Obviar las caricias: el segundo mayor órgano sexual de la mujer, sólo por detrás de la mente, es su piel.
  • 5- Engancharse a sus pezones como un bebé: es divertido, pero antes hay que allanar el camino jugando con la areola y el resto del seno.
  • 6- Morderle el lóbulo de la oreja: crees que es sexy, pero puede que ella no piense lo mismo. Duele.
  • 7- El típico chupetón en el cuello: no recomendado para mayores de 16 años.
  • 8- Hacerlo sin afeitarte: quizá te sientas atractivo, pero pinchas.
  • 9- No lavarte antes del sexo: no hay que ser extremista, pero la higiene es fundamental.
  • 10- Olvidar que su cuerpo espera ser tocado: que no falten las caricias. Saldrás ganando.
  • 11- Intentar meter tus dedos bajo su ropa interior antes de que esté preparada: no seas tan ansioso, es muy incómodo para ella.
  • 12- Tirar el condón al suelo: qué poco glamour. Su sitio es un clínex y luego la basura.
  • 13- El clítoris como primera opción: no es bueno despreciar los alrededores.
  • 14- Parar justo cuando ella no quiere que pares: lo estás haciendo bien. ¡Está disfrutando!.
  • 15- Ser torpe al desnudarla: concéntrate, quítate de la cabeza arrancar nada y no dejes de besarla.
  • 16- Quitarte la ropa de forma ridícula: recuerda que delante de tí hay otra persona. De lo cómico a lo patético hay una línea muy fina.
  • 17- Esperar que se depile para ti: aunque te guste mucho, es cosa suya... y luego pica mucho.
  • 18- Meterle un dedo en la vagina antes de que esté preparada: de impaciente profesional. Espera el momento correcto.
  • 19- Lanzarse sin preguntar: no es cuestión de despreciar la sorpresa, pero hay que saber leer sus ojos.
  • 20- Intentar reiteradamente y sin éxito penetrarla en la oscuridad: ella puede ayudarte, no seas vergonzoso.
  • 21- Esperar que ella quiera hacer 'el perrito': darte la espalda mientras hacéis el amor puede hacerla sentir como un objeto sexual.
  • 22- Empujar demasiado fuerte: empieza con suavidad y la compenetración entre los dos dirá cómo seguís.
  • 23- Eyacular demasiado pronto: ella debe terminar primero. Aún así, no hay muchos hombres que puedan durar lo suficiente para satisfacer a una mujer que disfruta de sus estímulos vaginales y del punto G.
  • 24- Eyacular o perder la erección al ponerse el preservativo: El primero es raro. El segundo, cuestión de práctica.
  • 25- No hacerle caso después: pregúntale si le ha gustado.
  • 26- No darle sexo oral cuando lo pide: no seas vago, es muy placentero para ella. Si no te gusta el olor o el sabor podéis ducharos juntos antes.
  • 27-Intentar coaccionarla para que te haga sexo oral: es muy desagradable. Respétala.
  • 28- Intentar forzar su cabeza mientras lo hace: no te pases. Como mucho, sujeta su pelo.
  • 29- Sujetar su cabeza tampoco vale: no es tan bestia como el anterior, pero puedes agobiarla.
  • 30- Eyacular en su boca sin preguntar: tu semen no es un manjar.
  • 31- Pensar que el porno es verdad: la realidad es muy distinta.
  • 32- Poner una película porno sin preguntar: muchas cintas dan una imagen sumisa de la mujer.
  • 33- Pedir perdón por el tamaño de tu pene: ellas valoran más la sensibilidad a la hora de disfrutar.
  • 34- Responder honestamente cuando te pregunta cómo era tu última amante: ella tiene que ser la mejor. Siempre.
  • 35- Preguntarle si quiere hacer un trío con otra chica: creerá que necesitas más. Que lo proponga ella.
  • 36- Dejar que ella haga todo el trabajo: pon de tu parte y muévete un poco.
  • 37- Intentar penetrar por detrás 'sin querer': el sexo anal llevo su tiempo y hay que hablarlo mucho. Tus excusas no servirán; el 'no me he dado cuenta' no se lo creería nadie.
  • 38- Fotografiar o filmar vuestras relaciones: es peligroso porque das cierto poder a la persona que tiene las imágenes. Hay que estar muy seguros.
  • 39- Caer en la rutina sexual: échale imaginación.
  • 40- Perder el romance: el amor tiene que estar ahí.
  • 41- Darle cachetes en el trasero sin saber si quiere: puedes acabar con una patada en tus partes.
  • 42- Intentar copiar: hacerlo tal y como lo hacen en algún libro o película es poco original y no suele salir bien.
  • 43- Jugar con su ano antes de que esté suficientemente excitada: mientras estimulas su clítoris y tienes un dedo en su vagina puedes pensar que alomejor le gusta que le toques ahí, pero puedes cortarle el rollo.
  • 44- Gritarle al oído mientras eyaculas: prueba otro método y no des la nota.
  • 45- Decir guarradas si no sabes si le gusta: un poco de lenguaje picante puede ayudar, pero consentido.
  • 46- Tumbarte sobre ella: no la aplastes.
  • 47- Eyacular sobre ella sin pedir permiso: es muy excitante, pero es mejor preguntar primero.
  • 48- Eyacular sin control: si quieres ser un buen amante tienes que hacer un esfuerzo.
  • 49- No abrazarla después del sexo: haz que se sienta especial.
  • 50- No limpiar después del sexo: todos lo que haya quedado sucio o revuelto debe volver a su estado de origen.

"Reflejos en un ojo del hombre" (Actes Sud), publicado el 2 de mayo, la novelista y ensayista franco canadiense habla con gravedad o humor de su propia experiencia y de artistas como Nelly Arcan, Jean Seberg y Marylin Monroe.

"Partiendo del arte de la seducción y del coqueteo en Occidente, llegué a la conclusión de que somos mucho menos libres de lo que creemos", declara a la AFP Nancy Houston, autora de un ensayo mordaz sobre la mujer contemporánea y la imagen que transmite.
En "Reflejos en un ojo del hombre" (Actes Sud), publicado el 2 de mayo, la novelista y ensayista franco canadiense habla con gravedad o humor de su propia experiencia y de artistas como Nelly Arcan, Jean Seberg y Marylin Monroe.
"Planteo la cuestión de la sociedad occidental y de qué manera ésta es responsable de la imagen atribuida a la mujer moderna".
Houston declara la guerra a todos los que "querrían, como la también escritora Elisabeth Badinter, una sociedad en la que las mujeres son tan libres como los hombres en materia sexual. Como si los comportamientos masculinos fuesen universales".
La teoría del género, "que relativiza la identidad biológica, está incluida en los manuales escolares y se está convirtiendo en la ideología oficial de los intelectuales", denuncia la autora.
Esa gente piensa que "la libertad es innata. Y no lo es. Las primeras víctimas son las mujeres más frágiles".
En Occidente, toda mujer se ve afectada "por esa propaganda que transmite de todas nosotras (...), con nuestra solidaridad entusiasta o nuestro cuerpo defensivo, una imagen reflejada en la mirada del hombre", asegura.
El título de su ensayo hace referencia a la novela de la estadounidense Carson McCullers, "Reflejos en un ojo dorado" (1941), adaptado al cine por el realizador John Huston en 1967.
"Las estadounidenses viven en una esquizofrenia aún más fuerte con, por un lado, un discurso feminista políticamente correcto y por otro lado, concursos de belleza, miles de millones gastados en cosméticos y pornografía violenta".
Según ella, los genes tienen una vida muy dura: "en nuestra especie, como en otras muchas, los machos no tienen las mismas necesidades ni los mismos comportamientos sexuales que las hembras". Somos siempre, en ese sentido, "hombres y mujeres de las cavernas".
"Creo que no podría definirme como una feminista. No me gustan las etiquetas", asegura esta ex militante, nacida en 1953 en Calgary (Canadá), y que vive en París donde escribe en inglés, su lengua materna, y en francés.
"Algunos van a escandalizarse con esto y reducirán mi ensayo a un elogio de la maternidad". Pero "lo que diferencia al hombre de la mujer es que ellos no llevan a los niños durante nueve meses".
"No somos responsables de ese +privilegio+ que pagamos muy caro. Y es precisamente esa única característica la que ha sido excluida de la imagen de la mujer moderna", estima Nancy Houston.
"Tener un hijo, para una mujer, ¡no es algo banal! Pero intentamos negarlo", insiste.
Más grave aún, "si tratamos a las niñas como a los niños, no podrán entender la relación entre embarazo y bebé ¡y tendremos muchos bebés congelados!", estima, haciendo referencia a varios sucesos sobre madres que mataron y congelaron a sus recién nacidos.
"Estamos, dice Houston, en una sociedad en la que los hombres están permanentemente excitados. Pero les dicen +¡no toquéis!+ y terminan por acercarse a esas mujeres que les producen fantasías y éstas terminan sufriéndolo".
Provocadora, Houston propone: si las prostitutas tienen una función indispensable, "¡vayamos hasta el final e instauremos un servicio sexual obligatorio!"

Nancy Huston: "La mujer occidental se cree más libre de lo que realmente es"

Javier Alonso (Efe) parís | Actualizado 04.03.2013 - 05:00
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La mujer occidental sufre las consecuencias de ser resultado de la imagen que de ella se hace el varón y "se cree más libre de lo que realmente es", cuando en realidad sufre la tiranía de las modas y cierta industria, según la escritora canadiense Nancy Huston.

"No mide el grado de su propia alienación", dijo a Efe la autora de Reflejos en el ojo de un hombre, el nuevo ensayo que publica en español (editado por Galaxia Gutenberg) y en el que aborda, entre otras, cuestiones como la pornografía y la prostitución y sus vínculos con el ideal femenino visto por el varón.

Huston (Calgary, Canadá, 1953) indaga en esa "alienación por la belleza" que a su juicio causa a la mujer el ojo masculino, que provoca un "estrés, un esfuerzo que hacen las mujeres, día a día, año tras año".

Y eso se ve en "el dinero que se gastan, el gasto mental en regímenes, vestidos, imagen, maquillaje, cirugía estética" y que hace que haya "grandes industrias dedicadas a ello, a esa angustia".

"En cuanto se es un poco sensible eso se puede ver en todas partes", explicó Huston desde su estudio abuhardillado de la capital francesa, donde reconoció al hablar de su nueva obra: las mujeres "somos menos libres de lo que creemos".

"Obviamente no estoy en contra de todos los avances que se han hecho. Yo disfruto de todas las ventajas, el hecho de que las mujeres tengan una educación semejante a la de los hombres, que puedan votar, viajar, etc.".

"Me beneficio de ello, claro, no estoy a favor de un retorno a lo anterior en tantos ámbitos, incluido sobre todo el de la contracepción, pero creo que han provocado cambios de los que uno no es consciente, especialmente la separación entre la seducción y la reproducción", agregó la escritora.

"Exigimos podernos pasear por todas partes como queramos, en minifalda o así. Se nos exige, en nombre de no sé qué libertad de expresión, que tiene que estar bien ver una publicidad con adolescentes casi desnudas, vestidas solo con unas braguitas", explicó.

Nancy HUSTON nos explica comoson las mujeres el ansia de ser Miradas

Hoy se da por sentado que todas las diferencias entre hombres y mujeres son el resultado de construcciones sociales. Sin embargo, los seres humanos están programados para reproducirse como el resto de los mamíferos, donde la seducción y la coquetería juegan un papel esencial. A partir de esta constatación simple pero convertida en anatema, Nancy Huston explora las tensiones introducidas en la sexualidad en los países occidentales por dos fenómenos contemporáneos: la fotografía y el feminismo. Es éste un libro sensible y de gran actualidad, poderoso y brillantemente perturbador en el que, a partir de su propia experiencia y la de los hombres y mujeres que la rodean, Nancy Huston pone en evidencia las contradicciones de nuestra sociedad, la cual, mientras niega tranquilamente la diferencia entre los sexos, la exacerba a través de las industrias de la belleza y de la pornografía. 

Reflejos en el ojo de un hombre" de Nancy Huston

Reflejos en el ojo de un hombre" de Nancy Huston
Coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer que se celebra el 8 de marzo, Galaxia Gutenberg publica el último libro de la escritora canadiense Nancy Huston que se titula Reflejos en el ojo de un hombre, un trabajo sobre las desigualdades entre hombres y mujeres y un estudio pormenorizado sobre la prostitución y la pornografía.
Si el hombre y la mujer nacen iguales, como aseguran la corrección política y el feminismo y son las costumbres sociales las que los encierran en sus roles,
¿por qué después de décadas de liberación de la mujer las adolescentes occidentales siguen vistiéndose y actuando para atraer la mirada de los hombres?
¿Por qué no para de crecer la utilización del cuerpo de la mujer como reclamo sexual en la publicidad?
¿Por qué el negocio de la prostitución y la pornografía sigue siendo uno de los mayores del mundo?
Nancy Huston se plantea estas y otras preguntas, utilizando su propia experiencia así como las de mujeres y hombres de su entorno y de algunos personajes públicos de nuestro tiempo para denunciar una realidad que sin duda levantará polémica: mientras nuestra sociedad niega tranquilamente la diferencia entre los sexos, la exacerba hasta el infinito a través de las industrias de la belleza y la pornografía. Y mientras señalamos a las mujeres que se cubren la cabeza, dice Huston, nosotras preferimos ir con los ojos vendados.
Nacida en Calgary (Canadá), Nancy Huston vive en París y ha publicado numerosas novelas y ensayos como Los instrumentos de la oscuridad (1996, premio Goncourt de los estudiantes y premio Libro Inter), La huella del ángel (1998, premio de los lectores de la revista Elle), Professeurs de désespoir (2004), Marcas de nacimiento (premio Femina 2006) e Infrarrojo (2010).

Marcas de Nacimiento de HUSTON de Nancy Huston

La mujer occidental sufre las consecuencias de ser resultado de la imagen que de ella se hace el varón y "se cree más libre de lo que es", cuando en realidad sufre la tiranía de las modas y cierta industria, según la escritora canadiense Nancy Huston.
"No mide el grado de su propia alienación", dijo a Efe la autora de "Reflejos en el ojo de un hombre", el nuevo ensayo que publica en español (editado por Galaxia Gutenberg) y en el que aborda, entre otras, cuestiones como la pornografía y la prostitución y sus vínculos con el ideal femenino visto por el varón.
Huston (Calgary, Canadá, 1953) indaga en esa "alienación por la belleza" que a su juicio causa a la mujer el ojo masculino, que provoca un "estrés, un esfuerzo que hacen las mujeres, día a día, año tras año".
Y eso se ve en "el dinero que se gastan, el gasto mental en regímenes, vestidos, imagen, maquillaje, cirugía estética" y que hace que haya "grandes industrias dedicadas a ello, a esa angustia".
"En cuanto se es un poco sensible eso se puede ver en todas partes", explicó Huston desde su estudio abuhardillado de la capital francesa, donde reconoció al hablar de su nueva obra: las mujeres "somos menos libres de lo que creemos".
"Obviamente no estoy en contra de todos los avances que se han hecho. Yo disfruto de todas las ventajas, el hecho de que las mujeres tengan una educación semejante a la de los hombres, que puedan votar, viajar, etc.".
"Me beneficio de ello, claro, no estoy a favor de un retorno a lo anterior en tantos ámbitos, incluido sobre todo el de la contracepción, pero creo que han provocado cambios de los que uno no es consciente, especialmente la separación entre la seducción y la reproducción", agregó la escritora, premio Fémina 2006 por "Lignes de faille" (publicado en español como "Marcas de nacimiento").
"Exigimos podernos pasear por todas partes como queramos, en minifalda o así. Se nos exige, en nombre de no sé qué libertad de expresión, que tiene que estar bien ver una publicidad con adolescentes casi desnudas, vestidas solo con unas braguitas", continuó.
"De modo que se permite que los hombres se puedan excitar por todas partes con nosotras pero saben que van a respetarnos porque somos feministas e iguales, y tal, pero eso hace que haya una enorme cantidad de población femenina que se queda con el excedente del deseo masculino, porque nosotras (las feministas) no lo queremos", bromeó.
Defiende en su ensayo que no es posible perpetuar la idea de que los dos sexos son iguales, porque no es verdad.
"Igual que pienso que hay diferencias irreductibles entre los sexos, considero que la sociedad se ha dedicado prioritariamente a exacerbarlas, a empeorarlas, y hay que intentar atenuarlas en la medida de lo posible", aseguró.
Estima Huston que "la educación sexual debería tener en cuenta el hecho de que hay una tempestad hormonal muy fuerte en los cuerpos de los chicos adolescentes y nadie habla de eso y sería útil hacerlo".
"Las iglesias sí lo sabían, sabían que eso existía y de ahí lo de no tocarse y todo aquello; al menos reconocían que eso estaba ahí. Pero para nosotros eso no existe ya. Un chico y una chica es lo mismo. Pues no, no es lo mismo", protesta.
¿Cuál sería la "hoja de ruta" para provocar el cambio que acabe con las consecuencias sobre la mujer de "impacto" del "ojo masculino? "¡Esa es una buena pregunta! Es una tarea enorme, es casi como decir cómo acaba uno con la guerra", responde la autora.
"La educación es algo gigantesco. De entrada, si se pone en los manuales escolares, como ocurre ahora en Francia, que no hay diferencia entre sexos, que es una historia creada por la sociedad, seguro que no se va a resolver el problema porque es que los chicos y chicas adolescentes no viven las mismas cosas".
"Al menos podríamos reflexionar sobre eso, cómo querríamos que los chicos se iniciaran en la sexualidad para que así las mujeres resultaran mejor tratadas" opina Huston, que en su libro aborda también la perplejidad causada en el hombre por el control que sobre su cuerpo adquiere la mujer con la contracepción y el aborto.
La autora, que está a punto de terminar una novela, que en francés se titulará "Danse noire", admite en fin que evidentemente algo no se ha hecho bien cuando se conoce que en Francia cada año se practican 250.00 abortos y suelta una sonrisa irónica cuando dice: "Es mejor obligar a los hombres a que no sean padres que obligar a las mujeres a que sean madres, sí, es posible...". EFE

Entretien avec Nancy Huston - Centre culturel canadien à Paris - 18 juin...

“El feminismo más puritano nunca ha sabido qué hacer con la coquetería”

“El feminismo más puritano nunca ha sabido qué hacer con la coquetería”

La ensayista y novelista canadiense Nancy Huston, activista feminista desde los años sesenta, disecciona las teorías de género en su polémica obra 'Reflejos en el ojo de un hombre'

La escritora Nancy Huston. / Sébastien Dolidon (EL PAÍS)
Novelista, dramaturga, ensayista, música, guionista y actriz ocasional, la canadiense Nancy Huston (Calgary, 1953) ha sido desde los años setenta una activista feminista muy comprometida. Residente en Francia desde los años sesenta y casada desde 1981 con el intelectual francés de origen búlgaro Tvetan Todorov, Nancy Huston ha compaginado sus novelas con ensayos y artículos de prensa sobre la condición femenina y los derechos de las mujeres.
El año pasado publicó en Francia Reflejos en el ojo de un hombre, y ardió Troya. El libro, que publica ahora en España la editorial Galaxia Gutenberg cayó como una bomba en el feminismo institucional, porque Huston pone en cuestión las teorías de género que sostienen que el comportamiento femenino y masculino es el resultado de la educación y la sociedad.
Donde Simone de Beauvoir dijo que “no se nace mujer”, Nancy Huston replica que el sexo determina una serie de actitudes que es inútil negar. “Las feministas siempre han considerado que las mujeres son ‘obligadas’ por el hombre a ponerse guapas, y eso les parece mal. Pero la coquetería y la seducción son universales. Actúan como motor de la reproducción, y el 80% de las mujeres que nacen tienen hijos. No sirve de nada negarlo. La igualdad está muy bien, pero para conseguirla es necesario saber que hombres y mujeres parten de lugares distintos, y que mientras nosotros negamos esas diferencias, el capitalismo las exacerba con toda tranquilidad”.
El feminismo más puritano nunca ha sabido que hacer con la coquetería”
Aunque maneja materiales literarios —Anaïs Nin, Nelly Arcan, Fatima Mernissi, Marylin Monroe— e incluso autobiográficos, el libro de Huston parte de una mirada darwiniana a la relación entre hombre y mujer. “El argumento surge de la primatología, sí, porque no podemos comprender el mundo sin entender que somos también mamíferos llamados por la naturaleza a reproducirnos y a mejorar la especie. Pero también hay una visión histórica, social, psicológica”, explica Huston, que recuerda que la idea del ensayo salió de una de las historias que narraba en su última novela, Infrarrojo, publicada en 2010. Como la mayor parte de su obra, está escrita originalmente en francés, aunque ella misma la ha traducido al inglés, algo que hace habitualmente.
“Era la historia de una fotógrafa erotómana del siglo XIX que retrataba el cuerpo de los hombres a los que amó. Le fascinaba el placer, el orgasmo, pero solo eso. Cosificaba a los hombres. Y me di cuenta de que nunca había habido una artista femenina que retratase el cuerpo masculino, cuando lo contrario es algo tan frecuente. La razón, en mi opinión, es que el cuerpo de la mujer existe antes que nada para ser fecundado, tiene ese carácter sagrado. Mientras el hombre no tiene nada de sacro: solamente necesita ir esparciendo su semen por ahí. Esa diferencia lo condiciona todo, es universal, y por eso sucede en todas las sociedades”.
“La mujer es el origen del mundo, y el hombre siempre ha tendido a reglamentar su derecho de posesión sobre la mujer”, continúa Huston. “Pero con la llegada de la fotografía y el cine la relación cambió de una forma espectacular. Las mujeres comenzaron a querer ser como las actrices de las películas y las modelos, a querer tener ropa bonita y a estar guapas, y el capitalismo aprovechó para desarrollar varias industrias millonarias: la de la belleza y la moda, la de las dietas, los fármacos y la cirugía estética, y, sobre todo, las de la pornografía y la prostitución. Todo eso ha aumentado la vulnerabilidad del hombre ante la visión de una mujer bella, creando millones de adictos al sexo, y ha llevado a las mujeres a querer ser cada vez más guapas durante más tiempo, o a intentarlo al menos, maquillándose, operándose, rehaciéndose hasta el infinito”.
“La igualdad está muy bien pero ambos sexos parten de sitios distintos”
La prosa informal y moderna de Huston no se detiene en eufemismos. De la misma manera, afirma que “las feministas biempensantes que niegan la naturaleza humana cometen una estafa intelectual. La diferencia fundamental entre los sexos es la maternidad y la testosterona. Los hombres son infieles por naturaleza, las mujeres lo son menos porque seleccionan mucho los genes que necesitan para procrear. Para atenuar esa diferencia todo lo posible, hace falta más igualdad. ¿Pero qué hacemos con los chicos entonces? Si se ocuparan más de los hijos y de la casa, sin duda habría menos prostitución. Si cuidaran a sus hijas, no se irían a follar con las hijas de los demás”.
La autora propone una solución imaginativa. “Si la prostitución es un servicio esencial para la sociedad, debería haber un servicio nacional para las prostitutas. Deberían de jurar bandera, deberían de ser educadas y protegidas, y cuando las maten deberíamos hacerles funerales de Estado. Ahora son esclavas, y el 80% de las que trabajan en Francia son extranjeras y no tienen derechos”.
El feminismo “más puritano, ese que piensa que la sexualidad y la belleza son malas, nunca ha sabido qué hacer con la coquetería”, concluye. “Pero esa tendencia, lejos de disminuir, cada vez va a más. ¿Es acaso un complot de los hombres? ¿Quizá las mujeres somos tontas? La libertad de las mujeres pasa por desnudarse cada vez más, por reconstruirse y retocarse”.
“La normalidad llega cuando acaba la fertilidad y baja la testosterona”
Por todo esto, Nancy Huston cree que el feminismo clásico se ha equivocado en la elección del enemigo, del responsable de esta situación. “Echarle la culpa al hombre de eso es como culpar al toro de haber cogido al torero. Antes la excitación era privada, ahora es un gran negocio. El placer de los hombres está cada vez más sometido a la pornografía y a la belleza estéril, infecunda. Están obligados a mirar cuerpos todo el tiempo. Les venden viagra para rendir mejor. La mujer se ha ido haciendo cada vez más sujeto y más objeto. Cada vez más libre, cada vez más guapa e inalcanzable. Y cada vez más dura”.
La ensayista termina con el reconocimiento de que todas estas reflexiones a las que llega en Reflejos en el ojo de un hombre le fueron ajenas durante muchos años. “Yo odiaba a los hombres cuando era una adolescente. También detestaba la superficialidad, las compras y los escaparates. Ahora no veo al hombre como un opresor. Creo que la normalidad llega cuando se acaba la fertilidad y baja la testosterona. Ahí empezamos a ser iguales”.

sábado, 2 de marzo de 2013

Las universitarias que dan compañía a cambio de dinero, ¿es prostitución?


Las universitarias que dan compañía a cambio de dinero, ¿es prostitución?

Por Stephanie Goldberg
(CNN) — Durante siete años, Serena Cervantes ha luchado para terminar la licenciatura.
La carga de trabajo no es la razón por la que ha postergado la última clase que tiene que aprobar para graduarse en mayo, sino los gastos. Necesita 2,300 dólares para pagar los dos cursos a los que está inscrita en la Universidad de California.

El dinero apenas le alcanza.
La estudiante de 25 años ha trabajado como trabajadora del hogar y vendedora para ganar dinero, pero dice que salir con los hombres que encuentra en Sugardaddie.com es más lucrativo.
“Me ha costado trabajo encontrar y conservar un empleo. Pensé que esta sería una buena forma de relacionarme con alguien y que fuera, como afirman estos sitios, mutuamente beneficioso”, dijo.
Cervantes es una de las muchas estudiantes que en momentos de necesidad han buscado en línea a un sugar daddy, hombres que se relacionan románticamente con mujeres más jóvenes que ellos y actúan como sus proveedores y protectores. El sitio de citas SeekingArrangement.com, que conecta a hombres adinerados con mujeres en busca de apoyo financiero, reporta que las estudiantes universitarias fueron el 44% de los usuarios del sitio en 2012.
Mientras que algunas personas comparan esta práctica con la prostitución o ponen en duda la moralidad de intercambiar dinero y regalos por afecto, la gente que recurre a estos sitios afirma que son simplemente el conducto por el que ambas partes obtienen lo que quieren.
¿De qué se trata?
Los hombres que se involucran en estas relaciones —muchos son casados o mayores— disfrutan de cuidar de las jóvenes y asumir el papel de mentores en su vida, dijo Steven Pasternack, quien inauguró Sugardaddie.com en 2002.
"A algunos hombres les gusta consentir a sus mujeres al llevarlas a cenar a lugares elegantes y comprarles regalos. Algunos tal vez ayuden con las cuentas de los servicios o las lleven de viaje", explicó Pasternack. "Otros entablan una relación estable y dicen: 'Bien, te daré una mesada y puedes usarla para lo que necesites'".
Las “mesadas” son de 3,000 dólares mensuales en promedio, dijeron a SeekingArrangement.com los hombres que se anuncian en el sitio.
Entonces, ¿qué obtienen estos hombres a cambio de su generosidad? Sorprendentemente, el sexo no es una condición. Evidentemente está sobre la mesa, dice Cervantes, pero hay otras motivaciones.
“Algunos solo querían salir a comer”, dijo. “Algunos solo quieren hablar con alguien. Algunos simplemente dijeron sin rodeos: ‘¿Podemos (tener sexo) por esta cantidad de dinero?’. Y les he dicho que no”.
Sin embargo, ella reconoce que el sexo aumenta las apuestas. Si una chica accede a tener una relación íntima, probablemente reciba más regalos de su benefactor.
“Si pones atención en la redacción de varias normas estatales, los términos de muchas de estas relaciones entran en la definición de prostitución”, dijo el abogado Alex Miller, que ha estudiado este fenómeno.
Las autoridades evitan proceder en contra de estos sitios y sus usuarios porque la relación puede ser igual a un romance típico, dijo Miller. Además, los usuarios son los suficientemente sagaces como para no publicar en línea que están intercambiando sexo por dinero.
El sexo no es la única motivación de estos hombres, de acuerdo con el fundador y director ejecutivo de SeekingArrangement.com, Brandon Wade, de 42 años, quien conoció en el sitio a su esposa, de 27 años.
Según Wade, algunos buscan ayudar a una joven mujer que empieza a abrirse paso, y la mayoría empieza la comunicación con las potenciales “protegidas” preguntándoles por qué buscan a un hombre maduro con dinero.
Él descubrió que las mujeres que dicen que necesitan dinero para pagar la escuela reciben más ofertas que las que reconocen que quieren dinero para someterse a un implante de senos, por ejemplo.
Aunque la mayoría de los hombres que Cervantes ha conocido a través del sitio web prefiere hacer un pago por cada cita, un hombre casado le expidió un cheque por 1,600 dólares para que pagara su colegiatura y su renta después de un mes de cortejo.
Dijo que prefiere salir con hombres casados porque tienden a ser más paternales y representan una fuente de ingresos más estable que los solteros.
¿Es prostitución con otro nombre?
Wade, de SeekingArrangement.com, dijo que exhortan a los hombres que se suscriben al sitio a no ofrecer una cuota de efectivo por cita para evitar funcionar como un servicio de escorts.
Señala que puede detectar a las escorts que pretenden anunciarse en su sitio al comparar las fotos con las que figuran en los sitios de anuncios clasificados Craigslist.com y Backpage.com y al monitorear las conversaciones entre los miembros.
El abogado penal de Atlanta, Bernard Brody, dijo que no es delito pagarle a alguien solo por su compañía. “El delito está en pagar a alguien para involucrarse en una conducta sexual”.
Kimberly Mackey dice que tuvo un pretendiente de Sugardaddie.com que le pagó 500 dólares por almorzar con él. Dijo que no se considera una prostituta porque no tiene sexo con la mayoría de los hombres a los que conoce en el sitio.
La chica de 23 años empezó a salir con hombres mayores ricos después de independizarse e irse a vivir sola a los 18 años. Un hombre mayor que trabajaba en las mismas oficinas vio que tenía problemas para mantenerse, así que empezó a invitarla a sus viajes de golf con sus amigos y le compraba regalos.
El hombre le dijo: “Solo serás joven y hermosa durante algún tiempo. Aprovecha mientras puedas”.
Mackey se acostumbró a los beneficios. Dice que los hombres le han ofrecido autos, vacaciones y departamentos, pero que prefiere el efectivo.
¿Por qué recurrir a esta práctica?
El terapeuta de salud mental Harrison Davis dijo que estas relaciones se basan en el poder y la juventud.
Por un lado, estas relaciones les recuerdan a los hombres una época más despreocupada de sus propias vidas y por el otro, hay una gran sensación de control, explica.
“Pueden quitarles las cosas y limitar la cantidad de dinero que van a gastar en la joven. Pueden conducir la relación hacia donde quieran”.
Mackey dice que no le avergüenza su trabajo de medio tiempo, pero tampoco suele contarle a todo el mundo lo que hace.
Cuando su madre le pregunta cómo puede darse el lujo de no trabajar, dice que su exnovio le ayuda a pagar su tarjeta de crédito.
A su vez, Cervantes dijo que su relación con un familiar se vio afectada luego de que compartió su experiencia de salir con estos hombres. “Él dijo: 'Estás vendiendo tu cuerpo en línea'”.
Dijo que no tiene padres que le ayuden a pagar la escuela, así que depende de la generosidad de los hombres adinerados cuando está desesperada. Sin el ingreso adicional, estaría de vuelta en el refugio para desvalidos en el que vivió durante tres meses en 2009, asegura.
“En el fondo de mi alma, realmente no me agrada la situación”, dijo Cervantes. Pero no planea desactivar su cuenta en un futuro cercano: “En este momento es un mecanismo de supervivencia”.
Pasternack, de Sugardaddie.com, dijo que la relación entre una mujer y un hombre mayor adinerado es cuestión de perspectiva.
“Ayudé a mi esposa a graduarse, pago las cuentas, la llevo de viaje, le compro regalos lindos. (...) Supongo que podrías decir que muchos hombres casados son sugar daddies sin darse cuenta. Pienso que básicamente puedes decir que cualquier hombre que quiera impresionar a una mujer es un sugar daddy”.
¿Qué opinas de estas relaciones? Comparte lo que piensas en la sección de comentarios.