miércoles, 29 de agosto de 2012

100 Actitudes para el Éxito


16 Actitudes para el Éxito –Buena Actitud

Permalink 25.01.07 @ 07:00:00. Archivado en Éxito
En el post anterior estuvimos hablando sobre la importancia del dominio del carácter para el desarrollo profesional hoy doy algunas recomendaciones adicionales. Para algunos son obvias, muy obvias, tan obvias que muchos no las practican. Veamos esas recomendaciones:
Sonreír:
Aunque otros no te sonrían. Incluso es bueno para evitar el envejecimiento.
Habla menos y escucha más:
Es mejor escuchar que hablar mucho. Alguien ha dicho que aún el necio cuando calla es tenido por sabio.
Evita los chismes y las críticas:
Un chisme es como una avispa, si no puedes matarla al primer golpe mejor no te metas con ella - (George Bernard Shaw)
"La murmuración apaga la luz del corazón y extingue la vida del alma"
No murmures los pecados de otros mientras seas tú mismo un pecador"
"No digas nada malo para que eso mismo no llegue a tus oídos; no agrandes las faltas de los demás, para que tus propias faltas no sean agrandadas."
"¡Oh Hijo del Ser! ¿Cómo has podido olvidar tus propias faltas, y te has ocupado de las faltas de los demás?"
Se amable siempre:
La amabilidad es lel carné de identidad de los valientes. Lee mi post sobre el poder de lo amable.

Reconoce las virtudes ajenas:
Que siempre haya en tus labios el reconocimiento del valor de los que te rodean.
Agradecimiento:
La más noble cualidad humana que una persona puede tener es definitivamente El Agradecimiento
Se positivo:
Siempre aporta soluciones y nunca presentes un problema sin hablar de una posible solución.
No critiques 
Se positivo
Ve lo positivo
disfruta de lo que tienes
Aprende lo que no sabes
Ten la mente abierta
No son los genes es tu esfuerzo

Cada Mujer es un Mundo


Para muchos no tenerlos es un problema, otros los sufren con dolor, pero para Kim Ramsey, de 44 años, su pesadilla es sufrir 100 orgasmos al día.
Kim padece un trastorno de excitación genital permanente (TEGP) OSindrome de Excitación Sexual Persistente (PSAS). Una enfermedad por la que cada acto que realiza a diario va acompañado por un orgasmo.
El más mínimo movimiento de la pelvis, en un tren, en un coche, o haciendo las tareas domésticas, puede desencadenar un orgasmo. Tal cantidad de clímax la deja agotada, dolorida y le impide tener una relación sexual normal.
Los médicos creen que este síndrome incurable fue causado por un accidente que sufrió en 2001, cuando se cayó por unas escaleras, según informa 'The Daily Mail'. La caída pudo causar un quiste de Tarlov en su columna vertebral, justo en el punto donde se origina el orgasmo de la mujer.
"Algunas mujeres se preguntan cómo tener un orgasmo. Yo me pregunto cómo detenerlos", declaró a 'The Sun'. La primera vez que fue consciente de este trastorno, fue en el año 2008 mientras mantenía relaciones con su pareja. "Tuve orgasmos constantes durante cuatro días. Pensé que me estaba volviendo loca", explicó.
"Intentamos de todo para que parara. Me ponía en cuclillas, respiraba profundamente, me senté sobre guisantes congelados, pero los orgasmos y la excitación sexual continuaron durante 36 horas. Debí haber tenido alrededor de 200 orgasmos durante ese tiempo. El dolor y el cansancio fueron insoportable", cuenta Ramsey.
Otro problema para esta mujer es intentar llevar una vida normal ya que teme no poder controlar su excitación sexual mientras realiza sus tareas diarias. Ella misma reconoció que no tiene control sobre su cuerpo. "Imagínate estar excitado por el simple hecho de levantarte de la cama", dijo.
"Incluso he llegado a tener orgasmos en público. Una vez viajaba en un tren y con cada sacudida y vibración me iba sintiendo cada vez más excitada. Fue un viaje de 40 minutos y no pude hacer nada por evitarlo", cuenta. "Sólo pude morderme los labios y esperar que nadie se diera cuenta".
Aunque las sensaciones experimentadas durante el TEGP puede parecer similares a la excitación, no se basa realmente en el deseo sexual o en un tipo de comportamiento. Es totalmente ajeno a la libido. Debido a la vergüenza, la culpa y el miedo al rechazo, no está claro cuántas personas padecen esta enfermedad, ya que muchos pacientes prefieren sufrirla en silencio.
"Muchos hombres y mujeres no lo entiende. Piensan que es una bendición y, créeme, no lo es", asegura. La mínima fricción del vestido podría concluir en un orgasmo o en la necesidad de orinar.

domingo, 26 de agosto de 2012

El Primer paso para Mejorar es Reconocer tus áreas de Mejora

 Las personas somos ciegas a las posibilidades de mejora que tenemos!!!!

Las Mujeres y sus grandes valores


La “Prueba del ADN moral”, desarrollada por el profesor Roger Steare, quien se define como "filósofo de las empresas", demuestra que las mujeres son más honestas que los hombres y que cuando toman decisiones suelen tener especialmente en cuenta cómo afectarán a los demás. Además, las mujeres ven cómo se incrementa su índice de honestidad a partir de la treintena, llegando al máximo cuando cuentan con 60 años.
Steare, gurú corporativo (ha sido consultor de firmas como HSBC, BP o PwC) recogía estas conclusiones en un estudio realizado a partir del test del ADN moral, que formuló a 60.000 participantes de 200 países y de orígenes sociales muy diversos. En él se planteaban preguntas acerca de la vida privada y laboral de los encuestados, y especialmente sobre cómo eran percibidos por los demás. Según Steare, “las diferencias entre hombres y mujeres resultaban muy evidentes cuando nos fijábamos en las decisiones laborales. Las mujeres reparaban especialmente en el impacto que tendrían en los demás, lo que llevaba a producir mejores decisiones,  mientras que los hombres tendían a ser más individualistas y a tener mucho más en cuenta su propio interés”, declaró Steare al Daily Mail.
El estudio demostraba, según su autor, “que el hombre tiene que crecer en el trabajo, dejando su ego a un lado y mostrando más humildad y compasión, cualidades que a menudo tiene en su vida privada pero de las que se olvida cuando entra en la oficina”. La visión del “filósofo corporativo” refleja con exactitud una de las creencias más habituales sobre las capacidades especiales de las que gozarían las mujeres a la hora de dirigir empresas e instituciones, como es que tienden a valorar los intereses a medio plazo y a forjar compañías más sostenibles mientras que los hombres buscan más los resultados inmediatos (y los bonus) sin importarles el impacto que sus medidas pueden tener para el futuro.
Las 20 mujeres más influyentes del mundo
Para Gemma Cernuda, fundadora de la empresa de comunicación Peix&Co., y autora del blog Ellas Decidenestos rasgos, por más que tengan algo de  estereotipo, son muy reales. “El liderazgo de la mujer se basa en cualidades que nosotras desarrollamos de forma innata, como son la empatía o el cuidado de los demás. Y esto en la empresa se traduce en acciones en las que intentamos que no haya alguien que pierda y alguien que gane, sino que todos ganen, o el no tratar de ser protagonistas. Entendemos que lo importante es que el proyecto salga, y no que seamos nosotras las que aparezcamos en la foto”. Aunque estas características necesiten de matización, “ya que hay mujeres que carecen de ellas, al igual que hay hombres muy femeninos”, es frecuente que la mujer, que las ha adquirido en su vida privada, “haga más uso de ellas en su vida profesional”.
Sería esta perspectiva la que estaría provocando que las mujeres posean un papel protagonista a la hora de dirigir un mundo necesitado de ética y de compromiso con los demás. Las especiales capacidades femeninas para el liderazgo explicarían su creciente pujanza, tal y como se aprecia en la lista de 100 mujeres más influyentes del mundo publicada por Forbes. En sus veinte primeros puestos aparecen mujeres como Angela Merkel, quien marca el destino de Europa, Hillary Clinton, quien está al frente de la política exterior estadounidense, Vilma Roussef, la presidenta del país más importante de Sudámerica en términos de crecimiento, Brasil, Cristina Fernández de Kirchner, la mujer que dirige Argentina, y Christine Lagarde, la persona al mando del FMI. También aparecen Jill Abramson, directora del New York TimesIrene Rosenfeld, quien hace lo propio con Kraft Foods, Virginia Rometty, presidenta de IBM, y Ursula Burns  (Xerox), Meg Whitman (Hewlett-Packard) o Indra Nooyi(PepsiCo).
Imitando a los hombres
La cuestión está en saber si este tipo de mujeres han llegado arriba por detentar cualidades femeninas o precisamente por eliminarlas y seguir los patrones utilizados por los líderes masculinos, tesis que sostiene Diego Vicente, profesor de Comportamiento Organizacional de IE Business School. “Es verdad que las mujeres tienen la parte derecha del cerebro más desarrollada, la que activa los mecanismos de la empatía, pero eso no significa que no se muevan en el corto plazo como hacen los hombres. Sólo hay que ver a Angela Merkel (quien figura en el número 1 de la lista Forbes) para darse cuenta de que muchas dirigentes tiene poco de femenino en imagen y en acción”. Para Vicente, el mayor peso de la mujer en las firmas debería estar relacionado con el objetivo de conseguir compañías más humanizadas y que traten de devolver un servicio a la sociedad y no con su simple presencia física en los cargos directivos. Sin embargo, no parece que ese sea el camino a seguir, “y menos aún en las empresas españolas”. En este contexto, “la mujer tiende a actuar y comportarse como cualquier hombre, buscando el corto plazo. Hay mucho de marketing en todo esto del liderazgo femenino. No porque no sea válido, sino porque en la realidad no está presente”.
Para Cernuda, esta diferencia entre discurso y realidad puede explicarse a partir de que “las mujeres que quieren subir tienden a imitar a quienes están arriba, que son todos varones. Además, para alcanzar los peldaños superiores del poder, la mujer ha de recibir el respaldo de algún hombre, lo que hace que el liderazgo femenino esté mucho más presente en los cargos intermedios que en los directivos”.

viernes, 24 de agosto de 2012

Las mujeres son infieles pero no lo dicen

Por Isabel Allende

Entrevista a una mujer infiel

PAULA Nº­5 Esta audaz entrevista significó –según Delia Vergara, primera directora de la revista– el despegue definitivo de Paula. El artículo abrió una potente polémica entre lectoras y lectores en la sección Cartas, y gracias a ella Paula se hizo conocida. A partir del número 6 se empezó a vender con ganas todos los meses. Este artículo es una muestra del interés del equipo periodístico de esos años para abordar temas peliagudos, sin temor a las consecuencias públicas.

Puede suceder durante los veranos, cuando la familia se separa. Ella parte con los niños a la playa y el esposo se convierte en el famoso soltero de verano. De él se espera que tendrá alguna aventura y diversiones. De ella se espera que cuide a los niños, se asolee, se aburra un poco y juegue canasta. Pero, durante esos días de relativa libertad, de sentirse más joven, más desnuda, tostada, sentirse que aún la miran en la playa a los 35 años, tiene la oportunidad de conocer a otros hombres, muchas veces menores que ella y de sentirse halagada. Es el primer paso de infidelidad.
También puede suceder en tiempos normales. Si la mujer no trabaja dispone de mucho tiempo libre, pero tiene menos oportunidades de conocer a otros hombres, porque sus salidas son en compañía del marido, y los otros hombres son amigos de él. Pero, a veces, en una fiesta ella baila con algunos de esos “amigos del marido”. Él puede llamarla por teléfono al día siguiente. Es el comienzo.
Si la mujer trabaja, pasa varias horas al día en compañía de otros hombres. Ahí es fácil conocer a otro que llene un cierto vacío sentimental y pasional. En la oficina ella se olvida de su casa, de sus niños, de sus amarras. Allí se siente joven y elegante, compite por estar a la moda, por andar cuidada y bien peinada. Tiene el estímulo de sentir el interés de sus compañeros de trabajo.
Una mujer así aceptó ser entrevistada por Paula. La entrevista fue muy difícil de realizar porque pocas mujeres aceptan hablar de su infidelidad y muchas menos aceptan que su caso se publique, aún anónimamente. Pero hemos conversado con ella porque su caso, si bien puede no ser representativo, es el de muchas. Sus confidencias honestas y apasionadas pueden traer claridad al espíritu de muchas mujeres en su situación y pueden también hacer que muchos maridos se interroguen a sí mismos.
Nuestra entrevistada tiene 34 años, pero representa mucho menos. Madre de tres niños, buena dueña de casa, inquieta, culta, elegante. Está casada con un profesional de buena situación, inteligente, ameno. Un hombre que en las reuniones sociales “se roba la película”, que tiene éxito con las mujeres y en su trabajo. Es un hombre seguro de sí mismo. Un hombre como muchos otros chilenos de clase media acomodada. Tal vez un poco más encantador, un poco más buen mozo. Como miles de otros hombres, no se ha preguntado nunca si él llena la vida de su mujer. No se ha detenido a pensar que pudiera haber otro hombre en la vida de ella.
- ¿Por qué usted le fue infiel a su marido por primera vez?
- Por despecho. Descubrí que él estaba enamorado de otra mujer. Una mujer de mi edad, que trabajaba con él. Hacia más de dos años que salís con ella. Lo descubrí de la manera más estúpida, y sentí que todo el mundo que yo había construido al rededor de él, de los niños, de la casa, se venía al suelo. Pensé que peor que su infidelidad eran la mentira, la cobardía, el engaño, la hipocresía. Empecé a recordar sus viajes de negocio, los veraneos que yo iba a Zapallar con los niños y él se quedaba haciéndose la víctima en Santiago. Lo odié. Hacia tiempo que un amigo nuestro me llamaba por teléfono a la oficina y me decía cosas amables. Su interés por mí me halagaba, pero jamás pensé que nuestra relación llegaría más allá. En el fondo, a pesar de que no soy católica, los principios que me inculcaron en mi niñez y el amor por mi marido eran un freno poderoso. Yo misma llamé a Augusto por teléfono, me refiero a ese amigo, y le conté que había pillado a Jorge y me puse a llorar por teléfono. Él me invitó a tomar un trago a un lugar tibio y oscuro en La Reina. Lloré en su hombro y después conversamos en su auto. Me besó. Después me llevó de vuelta a casa. Esa noche tuve una escena terrible con Jorge y le dije que lo sabía todo. Lo amenacé con dejarlo, pero creo que nunca lo hubiera hecho. Por los niños. Y también porque el amor no se termina así no más. Diez años de vida en común no se tiran por la ventana de la noche a la mañana. Claro que después de eso mi vida cambió. Me sentí más libre. Volví a salir con Augusto. Antes de un mes ya lo había acompañado a su departamento. Fui su amante durante varios meses. Pero no fui feliz. Creo que todo lo contrario. No lo quería, y en realidad tampoco me avenía sexualmente con él.
-En esa ocasión dice usted que no hubo compromiso emocional. Piensa que, como el hombre, la mujer puede tener una relación sexual sin estar enamorada.
- Claro que sí. Tal vez no cuando se es joven, o cuando un amor grande a una le llena la vida. Pero si una se siente libre… y sola, es muy fácil tener una relación con un hombre por quien no se siente más que un deseo pasajero. Supongo que la religión también tiene algo que ver. Si una tiene principios religiosos muy sólidos, no se hace esas cosas. Pero, en mi caso al menos, y en el de muchas mujeres que conozco, no es necesario estar enamorada para ser infiel.
- ¿Es frecuente el caso de la infidelidad femenina entre la gente de su edad, de su medio?
- Sí, creo que sí… En realidad no puedo asegurarlo, porque cuando una es infiel entra en una especia de sindicato… Ya sé que parece absurdo, pero así es. Entre mis amigas hay muchas, casi todas. Pero es algo que se produce después de los 30 ó 35 años, y se acentúa a medida que pasan los años y se va terminando la juventud. Claro que ahora una mujer de 50 años todavía puede parecer de 35… Cuando yo era más joven, se sabía de algunas amigas que tenían aventuras extraconyugales, pero eran una excepción. Ahora nos contamos unas a otras, y nos protegemos. Aveces alguna dice, por ejemplo, que almorzó con una amiga, y la amiga nunca confesaría que no es cierto. Conozco mujeres de buena situación económica que tienen arrendado un departamento chico en calles apartadas, y allí se reúnen con sus amantes. Se prestan el departamento unas a otras y comparten los gastos. En los balnearios de los alrededores de Santiago hay moteles donde una puede llegar sin que nadie la vea. Muchas van por el día, y el marido, que llega tarde, no se entera de que ella ha estado todo el día fuera de su casa. Los niños almuerzan en el colegio, y la madre dispone de todo el día de libertad. También hay veces que el viaje a Buenos Aires o a Mendoza “a comprar”, sirve de pretexto. El amante parte en avión separado y se encuentran allá. Es más arriesgado, por supuesto. Yo diría que la hora más apropiada para la infidelidad, cuando la mujer no trabaja, es después de almuerzo. Cuando trabaja, siempre hay tiempo a mediodía o en la tarde.
¿Cuáles diría usted que son las causas principales de la infidelidad… de su infidelidad?
-En la mayor parte de mis amigas se produce por lata. Se aburren. La mayoría no trabaja y tiene una buena situación, para vestirse bien, cuidarse, disponer de muchas horas ociosas. Se arreglan, tratan de verse más jóvenes de lo que son. Pero sus maridos apenas las miran. Si no tienen ellos alguna amante (y las mujeres generalmente lo saben), están tan ocupados con su trabajo que no se preocupan de sus esposas. Los niños, ya son adolescentes y no necesitan tanto a su madre. Ellas se aburren. Claro que hay excepciones. Hay algunas que se enamoran de otro hombre. Pero eso, a mi modo de ver ya no es infidelidad, porque cuando una se enamora generalmente decide dejar al marido y rehacer su vida al lado del otro hombre. Si una se enamora no puede combinar al amante y su vida al lado del marido, ¿no le parece? También existe la infidelidad por “compromiso”. Muchas mujeres no saben decir que no, sobre todo cuando son jóvenes. Ellas salen con un hombre, coquetean, juegan con él, para probarse a sí mismas que pueden llegar hasta el límite, pero en el fondo no tienen intención de pasar más allá del coqueteo superficial. Y se encuentran en brazos de otro hombre simplemente porque después no pudieron ponerle atajo a las cosas. ¿Y las causas de MI infidelidad? Bueno, al principio, ya se lo dije: por despecho. Después porque me halagaba, me hacía sentir más viva, más joven. Era como si volviera a tener un propósito en la vida. Ve usted… una se compra un vestido y va a la peluquería. El marido reclama por el precio del vestido o no se da cuenta, y entonces una desearía que alguien la encuentre linda, que la lleve a bailar, que se sienta orgulloso de una… No sé cómo explicarlo… es tan sutil. Hay una base de frivolidad, de vanidad, por supuesto. Pero también hay mucha soledad y mucha inseguridad. La admiración de un hombre nos hace sentirnos más mujeres, más seguras de nosotras mismas, nos acompaña, nos llena de vida, al menos por un tiempo.
-¿Su marido nunca sospechó nada?
-No. A veces me hace escenas de celos, pero en el fondo no cree que yo le sea infiel. Puede sospechar que coqueteo con sus amigos, o que en la oficina alguno me persigue, pero no cree que yo le sea realmente infiel, en todo el sentido de la palabra.
-¿Cuál cree que sería su reacción si lo supiera sin lugar a dudas?
-¡Qué pregunta tan difícil! Trato de no ponerme en el caso… Supongo que armaría un boche tremendo y que terminaríamos por separarnos. Pero he sabido de maridos que prefieren hacerse los lesos. Les resulta demasiado penosa una separación y creen que si la cosa explota y se sabe, todo el mundo se reirá de ellos, mientras que si se actúa con discreción, tal vez no se sepa nunca. Y también hay casos en que para el marido es como una revelación. Se da cuenta súbitamente que ama a su mujer, que es feliz en su hogar, que no quiere perderla, y decide luchar por recuperar el amor y la admiración de ella. El matrimonio vuelve a rehacerse, sobre una nueva base. Pero creo que no sería el caso de Jorge. Él sufre de un machismo exagerado y su vanidad herida y su temor al ridículo le impedirían reaccionar así, aunque me amara. Yo sé que él me quiere y que vive cómodo a mi lado, que no quiere perder su hogar y su posición, pero él ya no está enamorado de mí y no es un hombre capaz de grandes generosidades de espíritu, de comprensión, de tolerancia. él cree que tiene derecho, como hombre, de serme infiel a mí, pero no aceptaría jamás la idea de que yo también tengo ese derecho.
-¿Se siente usted culpable cuando le es infiel a su esposo?
-La primera vez sí. No era exactamente sentido de culpa, pero cuando salí del departamento de Augusto pensé que se me notaría en la cara lo que había hecho. Esa noche en mi casa comprendí lo alejados que estábamos con Jorge cuando vi que no notaba nada. La primera vez me costó. Estaba todavía resentida por la infidelidad de Jorge. Y también hay una barrera física, moral y espiritual entre dos seres que tienen una relación sexual sin amor. Después ya no pensé en eso y no he vuelto a sentirme culpable. Ya le expliqué que me sentí liberada de la fidelidad matrimonial cuando comprobé que Jorge no había mantenido su parte del compromiso. Creo que también yo tengo derecho a gozar mi vida, mi juventud, mi cuerpo. La verdad es que eran dos vidas aparte. Nunca pasé directamente de los brazos de un amante a los de Jorge… siempre hay algunas horas entre medio para adoptar el otro papel.
-¿Nunca temió un embarazo?
-No. Tomo la píldora. Supongo que si una tiene temor a un embarazo o a una enfermedad, debe costar mucho decidirse a ser infiel. Tal vez por eso no era tan frecuente hace algunos años…
-¿No teme enamorarse de otro hombre?
- Sí. Vivo en ese constante temor. La relación sexual no llena el vacío emocional. Ni mis hijos, ni Jorge, ni mi trabajo, ni nada llenan esa hambre que siento por dentro. Muchas veces he estado a punto de enamorarme de algún hombre que se haya cruzado en mi camino. Sería terrible. Eso no podría combinarlo con mi esposo. Tendría que irme. Con los niños, por supuesto, de ellos no me separaría jamás; pero sería muy duro para ellos, porque están en una edad en que ya comprenden y sufren. Si estuviera enamorada de otro, no podría llegar a donde mi marido después. Así como cuando estaba enamorada de Jorge nunca pensé en serle infiel. Estoy en una edad muy vulnerable. A veces deseo que apareciera en mi vida un hombre que me descubriera como ser humano, como mujer. Alguien para quien mi aspecto físico fuera secundario. Alguien que me aceptara tal cual soy, con mis 34 años, mis 3 hijos, mi bagaje propio de ideas y exigencias, mis principios de arrugas, mis defectos. Ve usted, con los amantes que he tenido, me aburro un poco. Nunca duran mucho. No hay mucho que hablar. Como tememos ser vistos, no salimos casi nunca, y una relación así no resiste el encierro. Quisiera caminar de la mano por la calle con un hom bre a quien amara, irme con él a recorrer los lagos del Sur o a la montaña. En el fondo tengo un romanticismo de quinceañera.
Nuestra entrevistada fue infiel por despecho, por aburrimiento, por descuido del marido, por soledad. Comienza a buscar otra fuente de satisfacción emocional cuando ve derrumbarse la confianza de su marido, cuando un inmenso vacío sentimental deja su existencia sin causa ni razón de ser y, lo que es más significativo, cuando se da cuenta que puede entablar una relación extramatrimonial sin sacrificar su papel de madre y su familia.
Es un caso, hoy en día, bastante comœn. La costumbre de la moral diferente para hombres y mujeres está haciendo agua por todos lados… Para un número cada vez mayor de mujeres una relación sexual fuera del matrimonio, cuando se ve abandonada sentimentalmente por su marido, no es peligrosa ni pecado. Los anticonceptivos suprimen el miedo al embarazo y el alejamiento de la religión católica suprime el temor al castigo celestial.
Poco a poco se está llegando a que las reglas del juego dentro del matrimonio sean las mismas para el hombre y para la mujer.

las mujeres son muy distintas respeta las diferencias

Hija y hermana de actores, Cayetana Guillén Cuervo (Madrid, 1969) se ha forjado una trayectoria notable, tanto por la profundidad con que ha acometido los papeles que le han caído en las manos, a las órdenes de Armendáriz, Almodóvar o Garci, entre otros cineastas, como por la variedad de trabajos, sobre los escenarios, en los platós televisivos o frente a un folio en blanco. Licenciada en Ciencias de la Información, es el rostro visible del programa de televisión Versión española desde hace ya casi catorce años.

“Puedo decir que he sido privilegiada espectadora de cómo ha cambiado nuestro cine en ese tiempo. De cómo las mujeres han buscado y encontrado su sitio más allá de la interpretación. De cómo se han asentado directoras, productoras o guionistas. Hemos llegado más tarde, pero las cosas se están equilibrando de una manera natural”.

Ella misma probó la aventura de la producción en La mirada violeta, un retrato sobre la infidelidad femenina que también interpretó. “Y es que, puestos a marcar diferencias entre sexos, y partiendo de que muchas de ellas nos llegan por herencia, es indiscutible que la sociedad no reacciona igual ante la infidelidad masculina o femenina. Se cuestiona y se censura mucho más en la mujer”. No le gusta el cliché que mantiene que los hombres tienden a engañar más que las mujeres. “Como la idea de que la mujer es más controladora y el hombre se deja manejar, por ejemplo”. Subraya que cree en el ser humano como tal, al margen de su sexo, de un modo particular y único. “Luego están las circunstancias que imponen que la mujer infiel lo sea a mediodía; antes de recoger a los niños del colegio, por aquello de la conciliación y eso. He leído mucho sobre esto y es así. Parece divertido como anécdota, pero en el fondo tiene una enorme coherencia”.

Se considera muy “pro hombre” porque no percibe actitudes cuestionables sino admirables en los varones que la rodean: “Empezando por mi hijo Leo, que es un chavalín; pasando por mi pareja –el fotógrafo Omar Ayyashi-, o mi padre y mi hermano –los actores Fernando Guillén y Fernando Guillén Cuervo–”. “Si hay una diferencia entre hombres y mujeres, es que nosotras somos más intensas, damos mil vueltas a las cosas, nos comemos más el coco y necesitamos hablarlo todo constantemente. Los hombres confían en que el tiempo coloque las cosas en su sitio. Es algo que admiro en ellos”.

Lo que no le gusta es la vulgaridad del varón que habla de sus conquistas sexuales como si fuesen trofeos. “Hay muchos que lo hacen y me producen una pereza y un rechazo tremendos. Si lo hace una mujer, me resulta también desagradable”.

Ha interpretado a menudo el prototipo de mujer fatal, aunque “sólo de pensar en cómo lo haría para seducir a alguien me bloqueo”. La actriz opina que ese es un tipo interesante de construir en la ficción, pero un aburrimiento para tenerla cerca en la vida real. Sus amigas son otras, con las que a veces comparte cenas o vacaciones sin hombres. Es divertido y saludable, pero que nadie se ponga nervioso. “Quiero dejar claro que, a diferencia de lo que los chicos piensan, no nos pasamos el día hablando de ellos. Se charla de trabajo, necesidades, amores, falta de amores, ausencias y, por supuesto, de niños”.

En materia de amistades, apunta que se comunica con idéntica facilidad con uno u otro sexo. “La intimidad con un amigo varón depende de la profundidad de la relación, del sentido del humor y la coincidencia en el lenguaje emocional, y hay muchos hombres que hoy en día se mueven en el terreno de la sensibilidad con absoluta naturalidad”.

También en el de la belleza y el cuidado del cuerpo, añade. “El hombre actual ha dejado atrás sus complejos en este sentido y se cuida, se hace tratamientos y se esfuerza por estar en forma. Y esto es estupendo en todos y para todos los sentidos”.

las mujeres infieles no lo cuentan

Venus O'Hara por Sebas Romero
Pensaba que, por tradición, costumbre o naturaleza, los hombres eran más infieles que las mujeres pero ahora no estoy tan segura. He descubierto que la infidelidad es algo muy común entre ambos sexos y que cada caso es único. Conozco a muchas mujeres infieles que han compartido detalles de sus vidas conmigo y algunos ciertamente se me han quedado grabados: por ejemplo, la del marido que lleva en coche a la esposa hasta casa del amante para unas supuestas clases de inglés, o la que ejerce la prostitución en secreto y practica sexo anal con su novio para acostumbrarse y poder ofrecer así un servicio "extra" a sus clientes...

Pero hoy toca la confesión de Montse, una mujer casada de 47 años y en el paro. Lleva más de 20 años de matrimonio y tiene una hija de 19 años. Desde hace dos es infiel. Según ella, no lo buscaba, sucedió por casualidad...¿Cuándo empezaste a ser infiel y cómo surgió? Para empezar, no fue algo que buscara en absoluto. Lo que pasó es que mi mejor amiga se divorció y estaba destrozada. Traté de apoyarla y animarla como haría cualquier amiga. Una vez reconstruida su vida, me suplicaba que la acompañase en sus salidas de fiesta. Estaba loca por bailar, ligar y recuperar los años perdidos, y no tenía con quien ir, ya que la mayoría de nuestros amigos estaban en pareja y con hijos. Resumiendo, en una de nuestras noches locas, conocimos a un grupo de turistas italianos jóvenes, ella se ligó a uno y yo acabé besando a uno de sus amigos. Aunque sólo fue un beso me hizo sentir renovada y despertó algo en mi interior. Durante los dos días siguientes, no podía quitármelo de la cabeza y nos enviábamos sms sin parar. Me moría de ganas de verlo antes de que volviese a Italia, así que finalmente decidimos quedar en un hotel por horas. Cuando pasó, fue emocionante sentir unas nuevas manos sobre mi cuerpo tras tantos años con la misma persona. No me malinterpretes, sigo enamorada de mi marido pero esto fue diferente. Me sentía joven, deseada, y en cierta manera, desde entonces me he enganchado a esa sensación.
¿Has tenido más amantes? ¿Se trata sólo de sexo o también has tenido alguna aventura con emociones? Sí, he estado con más hombres, y siempre ha sido un rollo de una noche como resultado de salir con mi amiga, pero tampoco ocurre cada vez que salimos. Procuro no repetir con el mismo porque no quiero complicaciones. El último fue hace tres meses, o sea que ha sido algo esporádico. Además siempre he estado con jóvenes, entre 22 y 30 años, dudo que algo emocional pudiera surgir de ahí... A pesar de la diferencia de la edad, curiosamente ellos buscan lo mismo que yo, compartir un momento, nada más.
¿Cómo ha cambiado tu relación desde que eres infiel, y en concreto tu vida sexual con tu marido? Diría que es mejor además de más salvaje, porque me siento más desinhibida y más relajada en todos los sentidos. Suena extraño o incluso cursi pero a pesar de todos los amantes jóvenes y atléticos que he tenido, mi marido sigue siendo el mejor, porque con él, hago el amor.
Venus O'Hara por Sebas Romero 2
Venus O'Hara por Sebas Romero
Se dice que los hombres ofrecen ramos de flores cuando se han portado mal... ¿crees que las mujeres infieles tienen algún equivalente a este gesto? Sí, ¡una noche de sexo salvaje! Además me lo dicen mis amigas que también son infieles. También se suele decir que después del matrimonio no hay mamadas, así que siempre hay una noche de sexo salvaje con sexo oral para compensar a mi marido.

¿Crees que tu marido es fiel? Hace unos años le pillé coqueteando con una compañera de trabajo por teléfono. Mi marido pensaba que estaba solo en casa y no me escuchó entrar. En cuanto colgó, flipé y tuvimos una gran discusión pero él me aseguraba que no era nada aunque en el fondo, sé que era mentira. Afortunadamente, esa persona se trasladó a otra ciudad así que aquel problema quedó solucionado. Pero claro, esto no significa que no haya habido más. No soy una ingénua, soy totalmente consciente de que podría haber pasado en cualquier momento y con más personas. La verdad es que prefiero no pensarlo y tampoco le vigilo ni busco pistas. Si no, creo que me volvería loca. Mientras cumpla en casa, ya me vale.

En otros posts donde he tratado el tema de la infidelidad, en muchos comentarios han criticado este estilo de vida diciendo que es mejor ser sincero con la pareja en lugar de engañarla. Tú que estás viviendo esta situación, ¿qué opinas? Es muy fácil decir esto, pero en la práctica es muy difícil ser 100% honesto el 100% de ocasiones. En realidad no tengo la sensación de estar engañándole, más bien le estoy protegiendo de un disgusto. En fin, estoy protegiendo a nuestra familia. No aportaría nada positivo contarlo todo y tampoco tengo la necesidad de saber todo lo que podría estar haciendo él a mis espaldas. Lo único que me molestaría sería enterarme de una relación sentimental secreta.

¿Estarías dispuesta a probar una relación abierta? En absoluto, soy muy celosa. Tengo amigos que llevan ese estilo de relación y que frecuentan clubes de intercambio y todo, pero yo no me veo capaz de ver a mi marido disfrutar del sexo con otra mujer delante de mis ojos, sería hasta traumatico para mí. Él también puede tener momentos de celos y dudo que le gustase, aunque tampoco lo hemos hablado nunca.

¿Hay momentos en que te sientes culpable? Claro que sí, sobre todo cuando llego a casa después de haber tenido sexo con otro. No siempre he podido ducharme en esas circunstancias y si lo hiciese a las cuatro de la madrugada, algo sospecharía. Me da cosa cuando me abraza en la cama y sé que la huella del otro permanece en mi piel. Dado que siempre salimos entre semana, lo mejor de estar en paro es que puedo descansar tranquilamente en casa el día después y absorber todas las sensaciones de la noche anterior. Luego cuando llega mi marido del trabajo, empieza el proceso de recompensa y le trato como a un rey, así me deshago de la sensación de la culpabilidad. Sin embargo, mi hija tiene un novio de 21 años y a veces me resulta extraño que mis amantes tengan más o menos su misma edad.

¿Te excita el hecho de hacer algo prohibido? ¿O ser pillada? Me excita el hecho de tener un secreto simplemente, saber que no soy la que parezco. Ser pillada me destrozaría. No sé si sonará raro, pero tendría más miedo de que se enterase mi hija que mi marido.

domingo, 5 de agosto de 2012

Laura Carpenter: La Virginidad perdida



Laura Carpenter
9 Reseñas
Universidad de Nueva York Press, 01/11/2005 - 304 Páginas
Nervioso, sin experiencia, confusa. Para la mayoría, perder la virginidad es uno de los momentos más significativos de la vida, siempre se recordará. Por supuesto, las experiencias pueden variar, pero pide a Laura Carpenter: ¿Hay una manera ideal para perder? Lo que constituiría una experiencia "positiva"? Lo que a menudo obliga a la gran paso? Y, además, ¿qué significa "ir hasta el final" realmente significa para los jóvenes gays y lesbianas?



Página 181 - ... la abstinencia de la actividad sexual es la única manera segura de evitar embarazos extramatrimoniales outof, enfermedades de transmisión sexual y otros problemas de salud asociados; (D) enseña que una relación monógama mutuamente fiel en el contexto del matrimonio es el estándar esperado de la actividad sexual humana; (E) enseña que la actividad sexual fuera del contexto del matrimonio es probable que tenga graves efectos psicológicos y físicos ...
Aparece en 65 Libros Entre 1984 y 2008
Página 182 - Creer que el verdadero amor espera, hago un compromiso con Dios, yo, mi familia, mis amigos, mi futura pareja y mis hijos en el futuro a practicar la abstinencia sexual a partir de hoy, hasta el día que entran en una relación matrimonial bíblica.
Aparece en 35 Libros Entre 1994 y 2008
Página 180 - A los efectos de esta sección, el término "educación en la abstinencia" es un programa educativo o motivacional que - (A) tiene como finalidad exclusiva, la enseñanza de las conquistas sociales, psicológicos y de salud para ser realizadas por la abstinencia sexual; (B) enseña que la abstinencia de la actividad sexual fuera del matrimonio es el estándar esperado para todos los niños en edad escolar ...
Aparece en 43 Libros Entre 1941 y 2008
Página 194 - un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad, no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o dolencia. La salud sexual requiere un enfoque positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales agradables y seguras, libres de coerción, la discriminación y la violencia. Para la salud sexual se logre y se mantiene, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y cumplidos.
Aparece en 20 Libros Entre 2004 y 2007
Página 181 - enseña que tener hijos fuera del matrimonio es probable que tenga consecuencias perjudiciales para el niño, los padres del niño, y la sociedad G. enseña a los jóvenes para rechazar las insinuaciones sexuales y cómo el uso de alcohol y drogas aumentan la vulnerabilidad a los avances sexuales de H .
Aparece en 19 Libros Entre 1941 y 2008
Página 37 - Comportamiento Sexual en el Varón Humano, en 1948, y el comportamiento sexual en la mujer ...
Aparece en 23 Libros Entre 1973 y 2007
Página 181 - Los individuos, las familias y la sociedad se benefician cuando los niños son capaces de hablar sobre sexualidad con sus padres y / u otros adultos de confianza. • Los jóvenes de desarrollar sus valores sobre la sexualidad como parte de convertirse en adultos. • Los jóvenes exploran su sexualidad como un proceso natural de alcanzar la madurez sexual.
Aparece en seis Libros Entre 1996 y 2008
Página 33 - Los afroamericanos emigraron desde el sur rural a las ciudades industriales del Norte.
Aparece en 8 Libros Entre 1983 y 2005
Página 273 - Steele, JR (1999). La sexualidad en la adolescencia y los medios de comunicación de práctica: consideración de la influencia de la familia, los amigos y la escuela.
Aparece en 11 Libros Entre 1978 y 2006
Página 23 - ... monstruos de la seducción de la tierra. Oh, mis queridas niñas-para que tal sólo estoy escribiendo-no escuchar la voz del amor, a no ser sancionado por la aprobación paterna: estar seguro, es ahora más allá de los días de romance: ninguna mujer puede huir con en contra de su propia inclinación: a continuación se arrodillan cada mañana, el cielo y la solicitud de clase para mantenerlo libre de la tentación, o, en su favor, para sufrir para ser juzgado, orar por la fortaleza de resistir el impulso de inclinación cuando se va en contra de los preceptos ...
Aparece en 12 Libros Entre 1905 y 2006

Chavela Vargas, Las Simples Cosas

La Discreción de la Mujer


Francisco es abogado, esta soltero y tiene 37 años. Aún recuerda perfectamente el día de su última clase de EGB, allá por el 89. “La tutora, que era la profesora de Lengua, hizo un pequeño y cariñoso discurso para todos los alumnos. A los chicos no recuerdo muy bien qué nos dijo, pero cerró elspeech rogando a las chicas que se mantuvieran vírgenes hasta el matrimonio porque ‘era el mejor regalo que le podían hacer a sus maridos’. Ahora, la clase entera se hubiese partido de risa, pero eran otros tiempos. Lo cierto es que me alegra comprobar que prácticamente ninguna le hizo caso”. Sin embargo, Francisco apunta que “pese a ello, si preguntas por ahí entre las niñas bien, las respuestas te harían creer que todas se lo tomaron al pie de la letra. Entre la clase alta fingir la virginidad es el comportamiento común”
Elena, arquitecta de 30 años, es de la misma opinión, y cuenta desde dentro del grupo femenino, cómo funciona esta mecánica: “Cuando llegué a la Facultad, sobre el 99, la mayoría de mis compañeras decían que eran vírgenes. Las de fuera de Madrid no tenían tantos problemas y contaban (solo entre chicas, porque hablar de sexo en presencia de hombres es absolutamente inaceptable y puede destrozar tu fama mas que participar en una orgía) sus aventuras adolescentes allá en el pueblo. Pero pasado un año, ya se habían incorporado a la tendencia, llegando incluso a negar tajantemente haber contado nada”.  “Cada vez que tenían un novio nuevo”, ironiza, “se les regeneraba el virgo, e intercambiaban trucos para fingir la inocencia y el dolor de la primera vez (años mas tarde lo harían para fingir orgasmos convincentes pero ‘elegantes’)”
Del regalo al estigma
Los dos testimonios describen en cierto modo como en un determinado sector de clase alta se realiza una performance de la virginidad que es ahora exigida en lugar de la virginidad misma. El símbolo en lugar del hecho.
Algunos hombres comienzan a ver la virginidad como un donLaura M. Carpenter, profesora asociada de sociología en la universidad de Vanderbilt es autora del libro Virginity Lost: An intimate portrait of first sexual experiences, en el que aborda el tema aunque refiriéndose a la sociedad norteamericana. Opina que en los últimos sesenta años el significado y las interpretaciones de ese símbolo “han seguido siendo básicamente los mismas. La gente ha hablado sobre la virginidad como un presente, un estigma, un rito de paso y como una manera de honrar a Dios al menos desde el 1800. Pero creo que la proporción de gente, en cualquier sociedad, que favorece cada una de esas interpretaciones ha cambiado y puede cambiar de nuevo. Su relación con el género también ha cambiado: si la virginidad solía ser un regalo para las mujeres y un estigma para los hombres, estamos ahora en un momento en el que algunos hombres lo ven como un regalo y algunas mujeres como un estigma”.
Gloria González-López es profesora asociada del departamento de sociología de la Universidad de Texas-Austin, y también ha escrito extensamente sobre el tema de la virginidad, centrándose a menudo en la población inmigrante mexicana, como en su libro Travesías eróticas: La vida sexual de mujeres y hombres migrantes de México (Grupo Editorial Miguel Angel Porrúa, 2009)“En ese libro”, explica, “hablo sobre cómo en México las mujeres y los hombres aprenden a dar un valor simbólico a la virginidad lo cual yo identifico con el concepto de "capital femenino". En el caso de México, la virginidad se ha convertido en una forma de capital social que se construye en contextos socioeconómicos y culturas regionales especificas, y por supuesto dentro de una sociedad históricamente patriarcal. El simbolismo que se le da a la virginidad es una construcción social y cultural, y por lo tanto histórica y cambiante”. 
El papel social de la vida íntima
Así, podemos concluir que ese “capital femenino” y simbólico varía según el contexto social y nacional. “Hubo un tiempo”, afirma Francisco, que apenas ha salido de España pero siempre se ha movido en los mejores ambientes “y lo digo por cómo hablan del tema las generaciones de mis padres y abuelos, en el que la clase alta o una parte de ella era la punta de lanza de un progreso intelectual, y ponían en duda la vigencia del viejo mito de la virginidad, mientras que determinadas clases medias lo habían asumido tardíamente para, digamos, integrarse en un esquema social respetable. Ahora eso se ha dinamitado. En un ambiente bajo, ser virgen a cierta edad es risible, y los chavales, incluidas las mujeres, hacen ostentación de sus experiencias sexuales, incluso con detalle. Muy al contrario, en un ambiente alto se han olvidado las tendencias rompedoras y ya sólo nos faltan las famosas ‘pulseras de virginidad’. El caso es que España es un nido de hipócritas. Es una virginidad puramente simbólica. Es como el papel moneda comparado con el oro. Vale, como signo y como forma de poder, pero no es oro, desde luego”.
La actitud reservada de las mujeres se debía a la crueldad de los hombres“Los grupos sociales”, opina a este respecto Carpenter, “siempre hacen cosas para distinguirse de ‘los otros’. En sociedades donde la clase social es importante la gente encuentra maneras de hacer esa distinción y la sexualidad a menudo se convierte en una de ellas, quizá porque es tan central en la identidad de las personas (o eso creemos). Una vez que la clase trabajadora comienza a replicar a la clase alta, esta necesita cambiar sus valores para seguir sintiéndose marcada como diferente. Con franqueza, también pienso que las sociedades, o grupos dentro de ellas, empiezan a preocuparse sobre la sexualidad de las mujeres en épocas de gran cambio social –cambio económico o cambio en las relaciones de género o en la vida religiosa y social, lo que sea.
Las reglas del sexo
En cualquier caso, Elena, al recordar de nuevo su juventud, considera que la raíz del comportamiento en su entorno “era una actitud bastante coherente”, ya que, explica, “se orientaba sobre todo a los tipos que les podían interesar para relaciones duraderas. Con los que no interesaban, sobre todo si no eran del circulo y no corrían el riesgo de que lo fuesen contando y arruinando su reputación, no tenían mayor problema en saltar del bar a la cama”. “Aparte del miedo a no poder ‘casarse bien’”, prosigue, “si el tipo conocía su pasado sexual, creo que también era importante el miedo a lo que pudiesen inventarse y relatar sobre ellas. La actitud de ellas tenía cierto sentido si te fijabas en el machismo adoptado por ellos, que en general, tenían bastante menos experiencia pero eran extremadamente crueles de palabra con las mujeres’”.
Las prácticas consideradas más duras siguen estando vetadas“También había reglas que se cumplían a rajatabla”, explica, “como esperar bastantes citas antes de desnudarse; después de desnudarse, esperar también bastantes citas antes de que hubiese penetración y, desde luego, siempre, lloriquear después de cualquier avance, con la típica escenita de ‘¿como has podido hacerme esto? No creas q yo soy así... Pero es que ¡me gustas tanto! ... ¿yo te gusto?’. Había mucha ingenuidad, sin embargo, en todo aquello, y se veía en que, por ejemplo, se creían todo lo que les decían sus novios como, por ejemplo, que obligarles a usar preservativo era una prueba de que no confiaban en ellos”.
Cómo éramos, cómo somos
Según Lucía, amiga de Elena y abogada, “la cosa ha cambiado un poco en los últimos años. Muchas se han dado cuenta de que todo el mundo hace de todo y están deseando experimentar, aunque bastante inocentemente. Las prácticas consideradas mas hard siguen estando totalmente vetadas. Las mujeres ya no afirman su virginidad, pero ninguna le confiesa a un novio potencial haberse acostado con mas de tres o cuatro antes que el o, las que han tenido relaciones largas, solo uno”.
¿Puede, en un contexto tan social, adquirir la persona un concepto personal de la propia virginidad, caso de que esta exista? “Creo”, dice Carpenter, “que mucha de la gente que he entrevistado sentía que sus propias creencias eran distinta de la de otras personas a las que conocían”. González-López es más escéptica: “los limites entre lo personal y lo social y cultural son tan finos y de alguna manera ficticios. Creo que es difícil separar ambas esferas”.
En todo caso, como bien cita Carpenter en un momento de la entrevista, “el gran sociólogo del XIX  W.I. Thomas dijo una vez: si la gente cree que una cosa es real, lo es en sus consecuencias”. Las consecuencias, para bien o para mal, están aquí.